El vino es cool
Artículo publicado en el periódico: 400 kilometros
Es matemático. Si en una película americana cualquiera de los protagonistas fuma, o es el malo de la peli o está pasando por una etapa autodestructiva y/o degradante. Hablo del cine actual.
En el clásico era justamente al revés: fumaban los héroes, las guapas, los caballeros, las divas. Ahora en cambio sólo lo hacen los malos, y cada vez menos porque desde el año 2005 hasta ahora, el número de filmes en los que aparece alguien fumando se ha reducido significativamente. De hecho, de las 145 películas más comerciales del año pasado, el tabaco hizo acto de presencia en menos de la mitad.
El caso del vino es el opuesto. Lo beben las parejas de glamour mientras preparan la cena en una cocina de revista de decoración; lo piden las más elegantes en restaurantes de lujo; lo solicitan en las fiestas y en los bares más famosos de Manhatan y, por supuesto, una buena copa de vino supone la antesala de cualquier cita romántica que se precie. En Estados Unidos beber vino es cool.
Las bodegas navarras presentes en la VII Semana de Nueva York lo han podido constatar al conocer el incremento de la afición por el vino entre la juventud norteamericana. Según el informe sobre “El Mercado del vino en Estados Unidos” elaborado por la Oficina Económica y Comercial de la Embajada de Estados Unidos en Nueva York, el consumo ha aumentado a un ritmo del tres por ciento anual en la última década.
En España, en cambio, la situación es muy diferente. Los jóvenes no prueban el vino, salvo honrosas excepciones. Hubo una época, hace algunos años, en los que lo bebían en “kalimotxo” pero hasta eso ha desparecido bajo la fuerte presión de una rubia tan explosiva como la cerveza.
Parece mentira que en una tierra en la que el vino arraiga en nuestras profundas raíces mediterráneas, no haya un relevo generacional en lo que se refiere a su divulgación y su vivencia. Y ahí hay un gran trabajo por hacer en el terreno de la comunicación y el marketing.
La Denominación de Origen Navarra está, en este sentido, haciendo un impresionante trabajo dirigido a este segmento de población, ofreciéndoles tintos jóvenes y afrutados, rosados chispeantes y frescos blancos que seduzcan sus paladares, menos hechos a la contundencia de las barricas y a los sabores más añejos. Todo esto acompañado de numerosas convocatorias juveniles como La Noche de los Jóvenes Navarros, que reúne a cientos de chicos y chicas en la Ciudadela en los albores del verano, o el divertido Juego de la Oca.
Y lo último es el espacio I Feel Wine que intentará aunar un entorno contemporáneo (el edificio Descalzos de Pamplona) y actividades lúdico-informativas acerca de nuestros vinos. Está claro que hay mucho por hacer, pero merece la pena intentarlo. Sería una pena que siglos de historia se derrumbaran por no haber sabido transmitir un legado importante de nuestra cultura gastronómica: el del vino.