La comunicación de la era 4.0
A pesar de que el concepto 4.0 es relativamente reciente, ya sabemos de sobra que es el que se refiere a la cuarta revolución industrial, iniciada en el momento en el que las tecnologías digitales entran en las industrias. Son estas tecnologías las que permiten que dispositivos y sistemas colaboren entre ellos permitiendo modificar productos, procesos y por supuesto modelos de negocio.
Pero si estamos en el número 4, es que antes ha habido tres más. Efectivamente, la era de la industria 1.0 se considera aquella que se caracterizó por el paso de la producción artesanal al desarrollo de la maquinaria y la fabricación en mayor escala. La era de la industria 2.0 fue la de la producción masiva. Y la industria 3.0 ha estado marcada por la automatización de la fabricación y la informatización de las empresas.
El paso de un ciclo a otro ha supuesto, en todas las ocasiones, una transformación en la manera de trabajar. A todos los niveles y en todos los ámbitos. Y a esta metamorfosis no ha sido ajena la comunicación corporativa.
Así, en la era de la industria 1.0, la del desarrollo de la maquinaria y la fabricación a escala, la comunicación de la empresa se centraba en el producto que elaboraba y ponía a la venta. El público/cliente se concibe entonces como una masa en la que nadie destaca. Los mensajes se lanzan al público en general y que lo recoja quien quiera/pueda.
La era de la industria 2.0, caracterizada por la producción masiva, contó con un tipo de comunicación que ya no sólo tenía en cuenta el producto sino también un nuevo elemento: el consumidor, a quien había que dirigirse personalmente y, a ser posible, fidelizar. Comienza la segmentación de las campañas y se empieza a crear cultura de marca.
La industria 3.0, la de la automatización de la fabricación y la informatización de las empresas, está marcada por el inicio de Internet y de las redes sociales. Ya no basta con transmitir información sino que hay que transmitir sentimientos, valores. El público/cliente está formado por personas y también las empresas están configuradas por personas, por lo que la relación entre ambas cambia adecuándose a un modelo mucho más humanizado. Es la era de la conversación.
Pero ahora, con la introducción de las tecnologías digitales en la industria, la comunicación de las empresas va a tener que adelantarse a lo que quiere el consumidor, no se va plantear la dicotomía comunicación “off line” y comunicación “on line” sino que la estrategia va a ser omnicanal, el público/cliente no va a sentarse a esperar, va a estar en continuo movimiento e hiperconectado, la empresa deberá generar un valor social, y la ciberseguridad deberá estar garantizada.
Casi nada…
El escenario se prevé, en consecuencia, como un compendio de retos a los que se debe hacer frente de una manera holística, coordinada y sincronizada en el tiempo.
En la actualidad ya estamos asistiendo gradualmente a un proceso donde los consumidores no sólo se informan y relacionan con las marcas en entornos digitales, sino que también consultan y comparten sus decisiones y procesos de compra por lo que el futuro de la comunicación pasa por entender y aprovechar el gran potencial de estar hiperconectados mediante los dispositivos móviles.
Todo esto está produciendo cambios en la cultura de las organizaciones en el sentido de que están situando a la comunicación digital y sus estrategias en los niveles de la alta dirección. Y desde luego, hoy en día, aquellas empresas que no han variado aún su forma de comunicarse y relacionarse con este tipo de clientes están perdiendo dinero, ventaja competitiva y oportunidades.