No me entiendes…
Leyendo sobre Comunicación, me acabo de topar con un artículo, muy sencillo pero harto clarificador, de la conocida lingüista, experta en comunicación y profesora de la Universidad de Georgetown, Deborah Tannen. E indagando más sobre esta autora, descubro que tiene todo un tratado acerca de las dificultades que se producen en la comunicación entre hombres y mujeres. Y leo que, en su opinión:
- En el ámbito público, los hombres tienden a hablar más que las mujeres. Sin embargo, en el ámbito privado, la tendencia es justamente la contraria.
- Las mujeres son más proclives a establecer contacto visual al hablar, mientras que los hombres suelen apartar la mirada el uno del otro.
- Las mujeres tienden a profundizar en los temas y los hombres, en cambio, suelen variar más y terminan mucho más rápidamente.
- Las mujeres suelen hacer gestos de asentimiento y expresan sonidos como: “Uhum” o “ajá” y los hombres suelen escuchar en silencio.
- Las mujeres se inclinan por expresar acuerdo y apoyo, mientras que los hombres se inclinan más por debatir.
Son generalizaciones, es cierto, pero no lo es menos que los problemas de comunicación que tenemos, no sólo entre mujeres y hombres sino entre seres humanos en general, muchas veces vienen dados por imperceptibles diferencias que se producen en nuestro lenguaje gestual o corporal o por no menos imperceptibles alteraciones en el tono de nuestra voz o en la conexión visual.
Para que exista el acto de comunicación muchas veces tiene que darse también una cierta empatía. Ese ponernos en el lugar del otro que nos ayudará a comprender su punto de vista y a entender, entonces, lo que nos quiere decir.
Es lo mismo que hacemos cuando nos comunicamos en las redes sociales. Como no nos vemos, utilizamos los emoticonos, las interjecciones, las exclamaciones e interrogantes, los puntos suspensivos, los paréntesis y comas, con muchísima frecuencia. Eso, lejos de interferir negativamente en la comunicación, la clarifica porque es lo que nos permite entender correctamente el mensaje, decodificarlo y hacerlo nuestro. No es lo mismo que te digan: “¡Vaya sorpresa me he llevado con tu último post! :-D” que “Vaya sorpresa me he llevado con tu último post!!! :-(”
Y esto es lo que hace que las mediciones sean tan difíciles y sea tan necesario alguien que las interprete. Un comentario como: “Lo tuyo es realmente sorprendente” sin emoticonos ni exclamaciones ¿en qué contexto lo ponemos, en uno positivo o en uno negativo?
En definitiva, que la Comunicación, esa gran vilipendiada, es frágil y esquiva, pero merece la pena ayudarle a que se manifieste porque cuando se da, es de una fortaleza extraordinaria.